Hace unos días leía, vía @juanatalavera y @aliciapomares, una interesantísima reflexión sobre “Las cinco cosas que lamentamos en nuestro lecho de muerte”. Fruto de la misma, empecé a cocinar este post.
Esas cinco cosas tienen el triste honor de compartir el mismo ADN: el miedo.
A menudo, escucho hablar sobre él y como nos afecta en nuestra vida. Es habitual oír frases similares a “Qué si no he tomado esta decisión por miedo a … “ o “No me he atrevido por … “ o, más coloquialmente, “por el que dirán …”.
Pero … ¿Qué es el miedo? ¿Qué nos provoca miedo? ¿Y cuáles son las consecuencias de someterse al yugo del miedo? El miedo es una emoción primaria que se da ante una situación de peligro real o imaginaria. Voy a centrarme en la parte que hace referencia al apartado psicológico. Ese miedo interno, intangible, invisible y que, sin embargo, es un muro mental y emocional que nos bloquea. Un muro, en muchos casos, infranqueable y que, por más que nos empeñemos en pensar lo contrario, es inexistente.
El miedo nos atenaza, acongoja y atemoriza impidiéndonos actuar y mostrarnos como, en realidad[1], somos o, más allá, desearíamos ser. En algunos contextos, incluso, lo podríamos categorizar como sinónimo de hipocresía. Una hipocresía personal que redunda en todos los ámbitos: personal, familiar, social y profesional.
Esta mañana, mientras disfrutaba del silencio del bosque y Tim, mi noble compañero de su paseo matinal, capturé esta fotografía y pensé esta frase: La vida es aquello que pasea entre lágrimas y sonrisas. Tú decides el GR que tomas.
Mandela lo plasmó en una de, para mi, las mejores citas que nunca se han acuñado: «Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.«. Parafraseándolo, y en el contexto de esta reflexión, “Son el amo de mi destino, son el capitán de mi alma”
¿Y tú? ¿Escuchas al miedo o lo ninguneas?
Os dejo con el cuento de Juan sin miedo
[1] Las personas dicen que pueden cambiar. No es cierto. Los cambios que experimentamos simplemente responden a que “a largo plazo todo el mundo se muestra tal y como es en realidad”
Reblogueó esto en Inteligencia Emocional & PNL.
[…] si ya los antiguos sabios griegos lo sabían … ¿lo sabremos nosotr@s? ¿Y l@s directiv@s? ¿Abrimos la ventana y renovamos el aire de la organización? Seguro que la fertilizaremos y la cosecha […]
[…] nos despedimos me agradeció que le hubiera escuchado. Mientras se alejaba, cabizbajo y pensativo ante el complicado porvenir que se le venía nuevamente encima, una idea retronaba en mi cabeza … […]